He tardado varios días en volver a aclimatarme a la rutina diaria, y quizás por eso he tardado algo más en hacer una crónica obligada de mi fugaz viaje a tierras Donostiarras donde había, para que lo vamos a negar, lo de siempre.
He de reconocer que éste tipo de actos no son santo de mi devoción; es cierto que de vez en cuando ves a algún viejo conocido con el que estás encantado de compartir un rato, pero lo más habitual es tener que sonreir por compromiso a gente a la que, en condiciones normales, no darías ni la hora; pero así es el protocolo.
Recuerdo ahora la primera vez que acudí a unos premios: Los Alce, en 2007 en Alicante, por libre, sin mi agencia nominada y gracias a la invitación de un amigo; pero aquello era otra cosa, éramos mucho más jóvenes, te embargaba la emoción y te cruzabas contínuamente con antiguos compañeros y profesores, algo más familiar, más íntimo.
San Sebastian sigue tal y como la recordaba, tan viva de día como de noche y con ese encanto misterioso que hace que te enamores de ella continuamente, ya la visistes en verano para el festival de Jazz, en septiembre para el de cine o en mayo para El Sol, y es que el auténtico festival es la propia ciudad.
En cuanto a los premios ya lo apuntaba al principio: lo de siempre; pocas sorpresas y los grandes triunfadores, España y Argentina se repartieron la mayoría de los premios, con Tiempo BBDO a la cabeza con 11 galardones, aunque curiosamente ningún Sol de Oro, ni ningún Gran premio. La gran revelación la encontramos, en mi opinión, en Chile ya que el país andino obtuvo un Gran Premio (BBDO Chile) por Boxeador y Soldado para PlayStation 2, sumándose así a la "élite" del panoráma publicitario iberoaméricano. La otra sorpresa fue la elección de TVE como anunciante del año, una especie de homenaje a la cadena pública por su trayectoria como medio publicitario y como anunciante en el año de su 50 aniversario.
Lo mejor, que aún queda un año para volver -al festival, no a San Sebastian a la que volvería a diario- y que antes llegarán Los Alce, donde a buen seguro me encontraré con mis viejos amigos que me vieron nacer como publicitario, como planificador y casi como persona.
Pedro Muñoz Valencia (dos años después)
He de reconocer que éste tipo de actos no son santo de mi devoción; es cierto que de vez en cuando ves a algún viejo conocido con el que estás encantado de compartir un rato, pero lo más habitual es tener que sonreir por compromiso a gente a la que, en condiciones normales, no darías ni la hora; pero así es el protocolo.
Recuerdo ahora la primera vez que acudí a unos premios: Los Alce, en 2007 en Alicante, por libre, sin mi agencia nominada y gracias a la invitación de un amigo; pero aquello era otra cosa, éramos mucho más jóvenes, te embargaba la emoción y te cruzabas contínuamente con antiguos compañeros y profesores, algo más familiar, más íntimo.
San Sebastian sigue tal y como la recordaba, tan viva de día como de noche y con ese encanto misterioso que hace que te enamores de ella continuamente, ya la visistes en verano para el festival de Jazz, en septiembre para el de cine o en mayo para El Sol, y es que el auténtico festival es la propia ciudad.
En cuanto a los premios ya lo apuntaba al principio: lo de siempre; pocas sorpresas y los grandes triunfadores, España y Argentina se repartieron la mayoría de los premios, con Tiempo BBDO a la cabeza con 11 galardones, aunque curiosamente ningún Sol de Oro, ni ningún Gran premio. La gran revelación la encontramos, en mi opinión, en Chile ya que el país andino obtuvo un Gran Premio (BBDO Chile) por Boxeador y Soldado para PlayStation 2, sumándose así a la "élite" del panoráma publicitario iberoaméricano. La otra sorpresa fue la elección de TVE como anunciante del año, una especie de homenaje a la cadena pública por su trayectoria como medio publicitario y como anunciante en el año de su 50 aniversario.
Lo mejor, que aún queda un año para volver -al festival, no a San Sebastian a la que volvería a diario- y que antes llegarán Los Alce, donde a buen seguro me encontraré con mis viejos amigos que me vieron nacer como publicitario, como planificador y casi como persona.
Pedro Muñoz Valencia (dos años después)